16/10/2019

Empresas son parte de la solución para hacer frente al cambio climático

Giovanni Calderón Bassi,
Director Ejecutivo Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático 

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Resta solo mes y medio para que Chile sea el anfitrión del evento internacional más relevante de nuestra historia, no solo por las dimensiones de su organización, sino porque las negociaciones que tendrán lugar pueden marcar una ruta decisiva para que el planeta pueda hacer frente a un escenario climático complejo en las próximas décadas.

La Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), la COP 25, ocurrirá en un momento en que el mundo científico insiste en que si los países no incrementan y aceleran sus compromisos de reducir las emisiones y disminuir el calentamiento global por debajo del 1,5°C, las consecuencias podrían ser críticas para la vida en el planeta. A ello se suman las crecientes manifestaciones ciudadanas alrededor del mundo, pidiendo respuestas concretas a la emergencia climática.  

Aún estamos a tiempo, pero la falta de ambición climática está en el centro del debate público y los plazos para estabilizar el sistema atmosférico y climático están por expirar.  Sin embargo, la Alianza para la Ambición Climática que lanzó el presidente Piñera en Nueva York para la adopción de planes para llegar a la carbono neutralidad al 2040, a la que se han sumado ya 66 países y la Pre COP en Costa Rica, donde se dieron fructíferas conversaciones para tener un resultado concreto en la meta de aumentar la ambición en la COP 25, dan luces de esperanza.

Para lograr el control del aumento de la temperatura del planeta, es indispensable el compromiso de los actores no gubernamentales, es decir, todo el mundo privado, precisamente porque las emisiones tienen su origen en las acciones que todas las personas realizamos para alcanzar el desarrollo económico. 

En ese sentido, las industrias juegan un papel fundamental en la lucha contra el cambio climático. Si bien su quehacer ha sido la causa en el mayor porcentaje del calentamiento global, también son un factor clave en la mitigación. De allí la importancia de reportes como el Índice de Sostenibilidad Dow Jones, que da cuenta los aspectos económicos, sociales y ambientales de las compañías líderes en sustentabilidad a nivel global. 

Desde su lanzamiento en  Chile en 2015, invitando a participar a todas las empresas que integran el Índice General de Precios de Acciones (IGPA) de la Bolsa de Santiago, ha ido creciendo el grupo de empresas chilenas que se distinguen por sus estándares de sustentabilidad y mayor conciencia sobre temas ambientales.  De 26 en 2017, la cartera del Dow Jones Sustainability Chile Index (DJSI Chile) quedó compuesta en 2019 por 31 sociedades. 

Sin duda, este es un sello de calidad difícil de obtener, que le otorga al mercado chileno mayor atractivo para inversores que consideran los aspectos éticos, los impactos ambientales y sociales como criterios relevantes a la hora de sus decisiones de inversión. Pero también muestra al país que las empresas se han dado cuenta que su responsabilidad va más allá de los criterios financieros, y que su permanencia en el tiempo depende de su preocupación por lo que está pasando en su entorno.  No obstante, tanto Chile como el resto de Latinoamérica tienen mucho camino aún por recorrer, considerando que el nivel actual de gestión de la sustentabilidad en la región está muy rezagado en comparación con otras latitudes. 

En esta gran cruzada contra el cambio climático, no tan solo el selecto grupo de empresas del Dow Jones Sustainability Chile Index (DJSI Chile) está llamado a la acción. Todo el mundo productivo privado está convocado a realizar acciones serias y concretas para dar sustentabilidad a sus actividades, no sólo por su incidencia en el fenómeno climático sino por el indudable impacto que este factor puede tener en el negocio y en los resultados futuros.  

De ahí la enorme oportunidad que la COP 25 representa para aquellas empresas que han avanzado hacia modelos de producción más sustentables y que han asumido compromisos reales para llevar adelante sus actividades productivas de forma más respetuosa con el medio ambiente. 

La cumbre climática debe ser vista por el mundo productivo como una oportunidad ineludible de acercarse a las comunidades y a la ciudadanía, para mostrar cuán comprometidas están con el desafío global de transformar la economía hacia un modelo capaz de equilibrar el respeto por el medio ambiente, con la necesidad de desarrollo económico, único camino que ha demostrado ser viable para mejorar a futuro la condición de vida de todas las personas.

Nota en El Mercurio aquí

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